logo el futbol de Salto y otras pasiones

publi-header
publi 1

POR UN 14 DE MAYO DISTINTO


El día del futbolista comenzó con la triste noticia del fallecimiento de Emanuel Ortega, tras once días de agonía, y la inmediata suspensión de todo tipo de partidos programados para el fin de semana. ¿En función de qué? ¿Con el objeto de no reanudar los campeonatos hasta que los estadios estén totalmente libres de objetos de riesgo? Si así fuera, aunque esto resultaría imposible, por lo menos se podría analizar, pero no es el caso. Si fue un accidente, como todos piensan, y nada se intentará hacer para que esto no vuelva a suceder, ¿cuál es el sentido? ¿No bastaba con declarar duelo en el fútbol? ¿Hacer un minuto de silencio en todas las canchas y postergar para la semana próxima el partido de San Martín de Burzaco?


Hace unos meses falleció un futbolista en La Rioja…


4/12/2014: “El jugador de fútbol Franco Nieto, de 33 años de edad, ha fallecido tres días después de recibir un ladrillazo en la cabeza por parte de los «barras bravas» (los aficionados más radicales) del equipo rival, en un partido de la liga regional de la ciudad de Aimogasta, en el norte de la provincia argentina de La Rioja.”


Al día siguiente comenzó a disputarse normalmente la última fecha del Torneo Inicial con los triunfos de Estudiantes sobre Tigre y San Lorenzo sobre Vélez.


Quizás el hecho, por haber sucedido en el interior donde, lamentablemente, los “hinchas” demostraron tener mejor puntería, no fue lo suficientemente grave. LAMENTABLE.


El día del futbolista siguió transcurriendo entre la tristeza por lo sucedido con Emanuel Ortega, el orgullo genuino de todos quienes patean una pelota (más que los tobillos del rival) y la espera del partido más trascendente del año (por la cantidad de argentinos involucrados).


Muchos medios gráficos, televisivos y radiales se encargaron de exasperar los ánimos con recuerdos pocos gratos de clásicos pasados, como si lo sucedido una semana atrás no hubiese sido suficiente: Desde Camerún-Argentina en el mundial ’90 que no veía tantas acciones desleales en un partido sin ser sancionadas como corresponde, y aquél tuvo dos cameruneses expulsados.


Con ese antecedente el arbitraje de Darío Herrera estaba totalmente condicionado: ¿Cómo actuar? ¿Sancionar a los jugadores de Boca, instigados por el entorno a tomarse revancha, o seguir la línea de Delfino haciendo que el partido termine en una masacre futbolística y que gane el más guapo? Cuarenta segundos pasaron apenas para que Herrera muestre cuál era el camino elegido: Osvaldo perdió la pelota con Sánchez y le pegó una patada desde atrás sin ninguna posibilidad de llegar a la pelota, en cualquier otro contexto era expulsión, lo demás es salirse del reglamento. A los tres minutos Mora llegó tarde contra Gago y lo embistió, también sin intención de disputar la pelota: amarilla no mostrada. Que su arbitraje no haya continuado en debacle se lo debe en gran parte a Burdisso: el central de Boca se encargó de que no se juegue por abajo, donde los roces son más frecuentes, directamente le entregó la pelota a los jugadores de River o la tiró fuera de la cancha.


No los voy a cansar hablando del juego en sí, que no existió, ni de lo que ocurrió después, que todos pudieron ver (donde quedaron expuestas tantas miserias) y que todavía está por desentrañarse, y sea cual fuere la resolución que se tome no viene al caso.


Nada puedo hacer para cambiar la realidad del fútbol argentino, donde hay tantos intereses económicos y políticos y hechos como este pueden llegar a venir de otra facción del mismo club, (no digo que haya sido el caso). Mi preocupación pasa por lo cerca que estamos de esa realidad en el fútbol del interior, por la violencia que brota de todos lados:


No puedo entender los comentarios que leo en Facebook: Muchos, anteponiendo los colores, creyendo que el ser hincha de un equipo los hace mejores personas, cuando dentro de un tiempo no muy lejano la situación se va a invertir (salvo que este haya sido el fin de la violencia, cosa que desconfío), no dándose cuenta que con sus comentarios agresivos, despectivos, xenófobos, hirientes… son más violentos que los que ellos repudian, y no hay distingos entre profesionales, docentes ni adolescentes, hasta entre “amigos” y parientes se insultan… ¿qué pasaría con ellos puestos en una tribuna, encubiertos entre la multitud? Bueno, algunos lo hacen aquí, resguardados por un alambrado olímpico, lanzando los peores insultos a jugadores y árbitros, arrojando algún proyectil… No hay que ir muy lejos, sucedió en la fecha pasada en más de un partido en Salto. ¿Qué hay que esperar para que se tomen medidas?


¿Cómo puede ser que directores técnicos y dirigentes le protesten al árbitro hasta el sorteo del saque inicial? ¿Cómo puede ser que los árbitros provoquen a los directores técnicos y jugadores? ¿O que inviten a pelear a los espectadores?


No puedo salir de mi asombro al leer los comentarios de un dirigente pidiendo a sus colegas de más arriba una sanción ejemplificadora, siendo que él miró para otro lado en lugar de actuar cuando tuvo que hacerlo.


¿Y los futbolistas que le piden solidaridad a los demás? ¿Alguien advirtió que en el accidente de Emanuel Ortega, el jugador de Juventud Unida lo empuja sin ningún tipo de necesidad ni miramientos, cuando la pelota ya no estaba en ese lugar y sin medir que podía golpearse con el cemento? De esas actitudes veo montones cada fin de semana… Claro, no se comentan porque en los bancos de suplentes ya están acostumbrados a atajar jugadores o porque la buena fortuna ha acompañado a más de uno. Y es solo una muestra de algunas actitudes que se han hecho normales de tanto verlas, pero que deberían ser erradicadas.


Este es uno de los tantos momentos que hemos tenido para replantarnos las cosas que suceden en el fútbol. Hasta aquí poco se ha hecho para actuar más civilizadamente, espero que este haya sido un motivo valedero para que cada uno analice su comportamiento en un campo de juego o su compromiso desde un sillón de dirigente, y que el próximo 14 de mayo se viva como una fiesta.


CARLOS ABEL RIGGI


publi-lateral publi-lateral publi-lateral publi-lateral publi-lateral publi-lateral
publi-chica publi-chica publi-chica