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LA GRIETA MENOS PENSADA


Mientras la pelota rodó se escucharon algunos susurros pero, cuando los ánimos se enfriaron, a pesar de la temperatura, las voces de los “menos pudientes” se empezaron a escuchar con claridad: “En estas condiciones no vamos a participar del próximo torneo”.


Desgraciadamente la frase no es nueva: En el fútbol de Salto (y me animaría a decir en cualquier lugar del planeta), esto es tan viejo como el fútbol mismo.


Como casi siempre, los clubes chicos (por más que sean) son minoría (en cantidad de dirigentes/socios/seguidores) y los que llevan la voz cantante cortan por lo sano: “El que no quiere entrar con estas condiciones, que no entre”.


En otros tiempos el fútbol se podía permitir el “lujo” de tener solamente tres o cuatro equipos en actividad; en la sociedad actual, ese “lujo” costaría demasiado caro: Hoy, más que nunca desde que existe el fútbol, los clubes deben cumplir con su función social (ese es su fin primero) y darle la posibilidad, y facilitar las condiciones, a la mayor cantidad de jóvenes posible de practicar un deporte.


Si bien el fútbol no es el único deporte es, indudablemente, el que más jóvenes atrae y, por consiguiente, el que más influencia tiene en una comunidad.


Por cada club que deje de participar activamente del fútbol, entre Primera División y Sub-23, una treintena de jóvenes dejarán de practicar este deporte, por lo menos con cierta asiduidad y compromiso. Si, como se percibe, tres clubes lo hicieran, casi un centenar de jóvenes quedarían marginados.


Es por demás conocida la frase mens sana in corpore sano, que por sí sola debería ser muy tenida en cuenta, pero quiero hacerlos reflexionar sobre algunas cuestiones que no suelen ser valoradas al momento de bajarle el pulgar a un “club chico”:


El fútbol no solo gratifica al que logra un buen pasar económico triunfando en el profesionalismo; el fútbol da, a quienes lo practican, cosas que difícilmente se podrían conseguir en otra actividad: El futbolista (hasta el de condiciones más modestas) suele gozar de un status y un reconocimiento de parte de la sociedad que influye positivamente en su desarrollo personal y en la forma de comportarse dentro de esa misma sociedad.


Por desagradable que suene, la exposición pública del futbolista, por mínima que sea, puede llegar a evitar que un joven tome el camino equivocado en la vida; y, ni hablar de las relaciones y las amistades que nacen dentro de un vestuario o en un campo de juego y que perduran por toda la vida.


En cuanto a lo deportivo: Muchas veces se escuchan voces que cuestionan la competitividad de determinados clubes pero, no existe en el planeta un torneo donde no haya marcadas diferencias entre unos equipos y otros (Ligas de primera división, torneos continentales, campeonatos del mundo, etc.). Sin embargo, no se puede decir que este haya sido un tema preocupante en el último torneo local. Además, la continuidad hará que los equipos más débiles evolucionen y lleguen a pelear campeonatos de igual a igual, y hasta ganarlos (ejemplos en la historia sobran).


El tema es cómo rescatar a los equipos chicos, cómo hacer que los costos sean menores y los ingresos mayores.


El fútbol de Salto en los últimos tiempos ha chocado contra dos escollos que parecen insalvables: Poca concurrencia de público en la mayoría de los partidos y gastos sobredimensionados, pero en ambos casos hay responsables…


En 2015, gran parte de la Etapa Local se disputó en noches invernales, en canchas con una mínima iluminación… Así difícilmente se pueda entusiasmar al público (al que va a la cancha en estas condiciones, más que cobrarle la entrada habría que premiarlo); todo amparado en leyes escritas para grandes urbes y por quienes poco conocen y/o les importa lo que pueda suceder en una ciudad de cuarenta mil habitantes.


Así tuvimos un campeonato jugado cuándo y cómo lo decidió el Comisario de turno y los clubes que participaron del Torneo Federal.


Soy de los que piensan que las leyes están para ser cumplidas pero, sin infringirlas, también para que sean repensadas según los tiempos y las circunstancias: Que un partido por el Federal B que se disputa a partir de las 20:00, con diez hinchas visitantes, sea motivo para que durante toda esa jornada no se juegue otro partido en Salto ni siquiera a las 14:00; que si se juega un partido por el torneo local en una cancha a la misma hora no se pueda jugar otro a veinte cuadras; que para cubrir un partido nocturno con quince espectadores hagan falta seis efectivos policiales… Son verdaderos despropósitos y no puede haber ley que los justifique.


Desgraciadamente, el fútbol de liga se ha ido contaminando con algunos vicios del fútbol profesional (donde juegan otro tipo de intereses), como delegar en la policía toda la responsabilidad de lo que pueda pasar en una cancha de fútbol; como si la presencia de muchos policías pudieran garantizar que no ocurran hechos de violencia… Afortunadamente, en nuestro fútbol de liga no hay antecedentes de real gravedad acontecidos dentro de un estadio (el más grave de los sucedidos en 2015, y en mucho tiempo, ocurrió a varias cuadras de una cancha y no fue organizado por una hinchada).


Sostengo que dos efectivos policiales son suficientes para cubrir la gran mayoría de los partidos entre equipos de Salto: Dos policías, para resguardar la integridad física de los árbitros, y el compromiso de la Liga de Fútbol de sancionar como corresponda cualquier hecho de violencia. Ni cien policías desde adentro del campo pueden evitar que vuele un proyectil o que un hincha salte un alambrado para ir a pelear con la hinchada rival, pero si esto equivale a que el infractor sea sancionado y su club deba jugar a puertas cerradas o sufra la quita de puntos… Dudo de que tuviéramos hechos que lamentar.


Reducido el costo por personal policial, eso permitiría además, mayor disponibilidad de efectivos para cubrir otros encuentro en el mismo horario.


Quedaría el de abaratar los gastos por alquiler de canchas, para lo que se necesitaría de la buena predisposición de los locadores (en la medida de lo posible prescindiendo de la iluminación artificial) o, en su defecto, gestionar la realización de un campo de juego Municipal (las autoridades municipales no deberían estar ajenas a esta problemática), con las instalaciones mínimas imprescindibles (sueño con canchas de fútbol sin alambrado olímpico).


Quitándole a la policía el poder de decidir días y horarios de los partidos, quedaría el inconveniente que acarrea a los demás la participación de uno o más equipos en los Torneos Federales.


La ley (Reglamento del Concejo Federal, Art. 68) le da a estos equipos la potestad de programar sus partidos de liga con 48 hs. de diferencia, por lo que, si juegan un domingo por el Torneo Federal, lo hacen entre semana por la liga. ¿Es justo esto? ¿Tiene sentido?


Por más que resulte antipático, no hay nada mejor que ponerle nombres propios a esta situación: Este domingo Sports Salto comenzará a jugar el Federal C, seguramente intentando recuperar el lugar perdido hace unos meses en el Federal B; a partir de febrero Defensores de Salto intentará el ansiado ascenso al Federal A después de haber avanzado como nunca antes en la temporada pasada. Ir en contra de estos sueños de gloria deportiva no tiene sentido, mientras no se hipoteque el patrimonio y el futuro de los clubes.


Hasta aquí no habría objeciones, el tema pasa por cómo afecta esto al desarrollo del torneo local, teniendo en cuenta que ninguno de los dos quiere resignar sus aspiraciones de éxito en dicho torneo: El Comadreja porque quiere cortar la hegemonía de Defensores, Defensores porque quiere prolongar su racha de seis títulos consecutivos y de paso descontar los tres que aún le lleva Compañía (su más acérrimo rival) en el historial.


Reitero: las razones son más que entendibles, pero ¿cuál es el riesgo?


Sports Salto en 2015 apostó a los dos torneos (Local y Federal B) con un mismo plantel: Peleó palmo a palmo con Defensores el Torneo Local, pero terminó descendiendo en el Federal B.


A Defensores le fue mejor: ganó el campeonato local y por primera vez avanzó a la segunda instancia en el Federal, pero ¿puede aspirar seriamente a ascender sin descuidar el torneo local?


Sabido es que hasta los equipos profesionales llegado el momento le dan prioridad a un torneo por sobre otro (Boca y la Copa Libertadores, por citar un ejemplo) y en un fútbol que sigue siendo amateur, donde la mayoría de los jugadores trabajan o estudian, la sumatoria de entrenamientos diarios, partidos cada tres o cuatro días, viajes sin la suficiente antelación, pocas horas de descanso, el stress lógico por la constante obligación de ganar, etc., tarde o temprano se terminan manifestando a través del agotamiento físico, mental y, en muchos casos, lesiones de consideración.


Pero, supongamos que Defensores, en este torneo de Transición que comienza (aunque no será lo fácil que se puede presumir, porque seguramente los que decidieron participar lo hacen con la misma intención), consigue el ascenso al Federal A. ¿Qué viene después? Afrontar un torneo como el Federal A no es, ni remotamente, lo mismo que hacerlo en un Federal B; dejando la parte económica de lado (y no es poca cosa), hay que hablar de un plantel (sobre todo en calidad) superior al actual, si la idea es mantenerse, y ya no se van a poder utilizar los mismos jugadores para el Federal A y para el Torneo Local (en el Federal A se exigen ocho jugadores con contrato y estos no pueden jugar en un torneo amateur), que deberá seguir existiendo por el bien de todos, especialmente de Defensores.


Ahora supongamos que, como ha sucedido siempre, la Liga de Fútbol acate la decisión de los clubes con más peso (legítimamente ganado por trayectoria y por historia), desoiga el reclamo de los más humildes y queden ¿cinco equipos? ¿cuatro? ¿en cualquier momento tres? Porque no se olviden que (además de Compañía, Defensores y Sports) Cusa no hace mucho estuvo dos años sin participar… ¿Qué campeonato tendremos? ¿Nos fusionaremos con otra liga? ¿Habrá alguna liga dispuesta a jugar entresemana por hacernos la gauchada?


Más tarde o más temprano, Defensores, Sports o quien sea, le darán prioridad al torneo más importante (si realmente ese es el objetivo) y ya no tendrá sentido hacer valer las 48 hs. ¿Por qué esperar a que la Liga de Salto se desintegre? ¿Por qué no buscar una solución salomónica? Por ej: Que los equipos que disputan otros torneos (sea Federal C, B o A) incluyan en la lista de buena fe a los jugadores que quieran (acá no se puede ser excluyente si el jugador no tiene contrato) y que dispongan de ellos de la forma que lo deseen, pero que los partidos por el campeonato local los disputen los sábados, si por el Federal lo hacen el domingo, o viceversa; a excepción de los clásicos históricos (partidos entre Defensores, Sports y Compañía) que se podrían jugar entresemana como para no afectar en demasía la calidad del torneo y, sobre todo, la rivalidad histórica que, como ha quedado demostrado hasta el hartazgo, es el condimento principal en nuestro fútbol.


Por si en algunos puntos no fui del todo claro, quiero dejarles algunos otros pensamientos:


Los partidos de fútbol del torneo local (a excepción de los clásicos, como ya lo aclaré anteriormente) se tienen que jugar los domingos y feriados preferentemente, y los sábados como alternativa (además de la poca concurrencia de público, en los días de semana, hasta en horario nocturno, a muchos jugadores los condicionan sus trabajos).


Si bien defiendo a ultranza la continuidad de los “clubes chicos” actuales (y si se suman más, mejor aún), no tiene que ser a cualquier precio: Todos los clubes tienen que tener su personería jurídica (por lo menos en trámite), un seguro contra lesiones de sus jugadores, agregar paulatinamente las divisiones inferiores y cumplir con las obligaciones asumidas. Y debe ser responsabilidad y compromiso de los saltenses y del municipio colaborar con estos clubes, para que la mayor cantidad posible de niños y jóvenes puedan practicar este deporte.


Creo que la actual forma de disputa de los torneos (una etapa local y otra integrada) es la mejor posibilidad que existe hoy en día.


Con qué liga o ligas se jugaría es otro tema (hoy por hoy los intereses son más políticos que deportivos), siempre utilizando el sentido común: Si vamos a jugar con Pergamino, esperemos que la Ruta 32 esté en condiciones, sino el remedio será peor que la enfermedad.


Los clubes con menores recursos no deberían verse obligados a participar de la etapa integrada (quizá se podría idear un nuevo torneo con participación de los jugadores Sub-23 de los equipos que sí jueguen la etapa integrada).


Si contar con un médico en cada cancha es imposible (por costos o porque no hay médicos suficientes), en todos los encuentros de fútbol que se realicen (desde el fútbol infantil a la primera división) debería haber alguien con conocimientos básicos de Reanimación Cardiopulmonar (sea un médico, un enfermero, un bombero o un particular).


La Liga de Fútbol de Salto debe fomentar el desarrollo de sus árbitros. No puede ser que en una ciudad tan futbolera (que hasta hace unos meses tenía dos equipos en el Federal B y de la que han salido destacados jugadores a nivel profesional) no haya un árbitro capacitado para dirigir un partido de liga. Esto también evitaría el pago de viáticos reduciendo los costos.


La Liga de Fútbol debería tener su propio Tribunal de Penas, que sería el encargado de sancionar a los jugadores en la etapa local y a espectadores y clubes en cualquier momento del año.


Las decisiones que se tomen en la Liga de Fútbol deberían contar con la aprobación de un “Consejo de notables” (pongámosle), conformado por gente del fútbol (Expresidentes de la Liga, exdirigentes, exjugadores, etc.).


Un jugador de cada equipo debería participar en algunas reuniones de la Liga de Fútbol para interiorizarse del porqué de determinadas decisiones, conocer los reglamentos de la liga y manifestar sus inquietudes. Esto, además, podría formar futuros dirigentes.


La Liga de Fútbol (por su Presidente, su vocero o quien sea) debe tener la obligación de comunicar las decisiones al público en general y prestarse a la requisitoria de los medios periodísticos cuando estos lo crean necesario.


La pelota no se mancha, pero si la tratamos mal se deforma y se hace difícil dominarla… Creo que llegó el momento de pararla y pensar muy bien qué vamos a hacer con ella.


Si bien se juega para ganar, si destruimos a los rivales no tenemos con quien jugar.


Sin otro interés que contribuir al bien del fútbol (y de la sociedad):


CARLOS ABEL RIGGI


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